Hablamos de Inbound Marketing desde hace pocos años, aproximadamente a partir de 2005. Sin embargo, sus bases son mucho más antiguas. Según algunos estudios podemos remontarnos incluso a mediados del siglo XIX.
Obviamente, aquellas estrategias pioneras de marketing han ido evolucionando y actualmente nos encontramos con una tendencia que revoluciona en muchos casos las formas de promocionarse de una empresa o incluso todo su proceso comercial.
Comencemos por su definición, ya que tampoco es sencillo explicar qué es Inbound Marketing. Podemos identificarla como una estrategia de marketing, enfocada a la creación de experiencias y contenido hecho a la medida de los consumidores.
Se presenta de forma contrapuesta al outbound marketing o publicidad tradicional, basada en presentar al consumidor un contenido o producto para convencerle de que lo necesita y desea. El Inbound Marketing, en cambio, descubre qué quiere y necesita el consumidor y adapta su oferta a ello.
Los 5 principios básicos de Inbound Marketing se han mantenido inalterables desde su irrupción en el sector publicista actual. Se conocen bajo las siglas SCOPE, por hacer referencia en inglés a las siguientes acciones:
La teoría del Inbound Marketing es compleja de entender si no se ve de forma práctica. Vamos a analizar a continuación algunos ejemplos de esta estrategia y cómo puede adaptarse a cualquier empresa que desee aprovecharla.
Algunas de las compañías más conocidas del mundo han aprovechado Inbound Marketing en sus estrategias comerciales más recientes. Estos son algunos casos de éxito conocidos:
La primera de las fases del Inbound Marketing es la atracción del cliente. Sin embargo, no se realiza como tradicionalmente mediante la oferta de un producto o servicio con el fin de captar su interés.
En realidad se ofrece contenido de alto valor, conversaciones, experiencias y sensaciones acorde a lo que los usuarios están demostrando que buscan. Por tanto, ese análisis previo lo aprovechan las marcas para poder llegar a sus clientes de forma efectiva.
Por tanto, diferenciamos entre estrategias de Inbound Marketing para diseñar una campaña efectiva y fases de esta metodología, que van desde la misma atracción hasta la fidelización.
En las estrategias más recomendables para Inbound Marketing en cualquier empresa, reconocemos las siguientes:
¿Cómo se consigue pasar de la atracción a la fidelización? Si nos basamos en las nuevas reglas que impone el Inbound Marketing, donde el cliente está en el centro, identificamos estas fases:
Fase 1 – Atracción
No hay que perseguir al cliente, hay que descubrir su experiencia, conocimiento y deseo para poder ofrecerle algo acorde a lo que está buscando.
Es una forma no invasiva de iniciar una comunicación con el cliente potencial, lo que allanará el camino a una posible venta.
Fase 2 – Implicación
El cliente está en el centro de nuestra estrategia de marketing, por tanto debemos implicarnos en qué necesita, qué busca, qué objetivos tiene y qué retos plantea superar. Si le ayudamos con todo ello, conseguiremos la conversión.
Además, también debemos implicarles a ellos, es decir, hacerles partícipes de la empresa y de su evolución, que sean parte de la marca fusionando así los valores de la empresa con los suyos.
Fase 3 – Fidelización
Si conseguimos que el cliente alcance sus objetivos, se convertirá automáticamente en una parte más de nuestra comunidad y se vinculará directamente con la marca, no solo para la compra de un servicio o producto en el presente, sino sobre todo para volver en el futuro.
La fidelización implica haber disfrutado de una óptima experiencia con la empresa y saber que, si tiene alguna necesidad, con la marca podrá satisfacerla de forma positiva.
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